Unidad 1 Prosperidad, desigualdad y límites planetarios

1.13 La economía y la biosfera

economía
La economía es el estudio de cómo las personas interactúan entre sí y con el entorno natural para producir y adquirir sus medios de vida y cómo varía todo ello con el tiempo y de unas sociedades a otras.

Nuestra definición de economía afirma que es el estudio de cómo las personas interactúan entre sí y con el entorno natural para producir y adquirir sus medios de vida y cómo varía todo ello con el tiempo y de unas sociedades a otras.

La humanidad siempre ha dependido de su entorno para obtener los recursos necesarios para vivir y para producir su sustento: el entorno físico y la biosfera (el conjunto de todas las formas de vida en la Tierra) proporcionan todo lo imprescindible para la vida, como el aire, el agua y el alimento. El entorno o medio ambiente también nos provee las materias primas —como madera, metales y petróleo— que usamos para producir otros bienes.

La figura 1.20 muestra una manera de concebir la economía en tanto que organización o estructura: forma parte de un sistema social más grande, que, a su vez, es parte de la biosfera. Para procurarse el sustento, las personas interactúan entre sí, pero también con la naturaleza.

Este diagrama muestra que la economía es parte de la sociedad, que a su vez es parte de la biosfera, que a su vez es parte del entorno físico.
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Figura 1.20 La economía forma parte de la sociedad, que a su vez es parte de la biosfera.

La figura 1.21 muestra los flujos de recursos entre empresas y familias dentro de la economía y entre la economía y el medio ambiente. Las empresas combinan trabajo con estructuras y equipamiento para producir bienes y servicios, que a su vez usan las familias y otras empresas.

En una economía hay varios componentes. El componente más exterior es la biosfera y el entorno físico, que está formado por las plantas, los animales, la tierra, el suelo, la energía, los minerales, el aire y el agua. La biosfera y el entorno físico interactúan con las empresas, que utilizan mano de obra y otros recursos para producir bienes y servicios, y las familias, que suministran trabajo y consumen bienes, servicios y recursos naturales. A su vez, las empresas interactúan consigo mismas a través de la maquinaria y el equipamiento y con las familias a través de los bienes y servicios. Las familias interactúan consigo mismas a través de las tareas del hogar y los cuidados y con las empresas a través del trabajo. Tanto las empresas como las familias devuelven contaminación y residuos a la biosfera y al entorno físico.
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Figura 1.21 Un modelo de la economía: flujos de recursos.

Dentro de las familias también tiene lugar la producción de bienes y servicios, aunque, a diferencia de las empresas, las familias pueden elegir no vender su producción en el mercado. Además de bienes y servicios, las familias también producen personas: la siguiente generación de mano de obra. El trabajo de progenitores, cuidadores y otras personas se combina con estructuras (por ejemplo, el hogar) y equipamiento (por ejemplo, la lavadora de la casa) para reproducirse y criar a la futura mano de obra que trabajará en las empresas y a las personas que trabajarán y se reproducirán en las familias del futuro.

La figura 1.22 muestra que hay recursos medioambientales que son esenciales para sustentar tanto la vida humana como la actividad económica que la mantiene y mejora. El medio ambiente proporciona tanto recursos que consumimos directamente, como inputs primarios para la producción de bienes y servicios dentro de las familias y las empresas.

Según el informe Living Planet Report 2020 del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), entre 1970 y 2016 hubo una reducción media del 68 % en el tamaño de la población de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces. Y, desde 1970, la huella ecológica de la humanidad ha superado la tasa de regeneración de la tierra. En el informe se estima que estamos excediendo la biocapacidad de la Tierra al menos en un 56 %. La figura 1.22 ilustra las proyecciones de la biodiversidad futura dependiendo de si podemos conseguir que la producción y el consumo humamos sean más sostenibles.

En este gráfico de líneas, el eje horizontal representa años entre 1970 y 2100. El eje vertical muestra el valor de un indicador de biodiversidad. Este valor disminuye entre 1970 y 2010. Entonces, se divide entre tres trayectorias diferentes que corresponden  tres escenarios diferentes. Con las medidas integradas, el indicador desciende hasta 2040 y entonces vuelve a subir; en 2100 tiene un valor ligeramente por encima del que tenía en 2010. Con solo mayor esfuerzo de conservación, el indicador baja hasta 2050 y a partir de ahí se mantiene estable. Si se sigue haciendo lo mismo, el indicador continúa descendiendo hasta 2100.
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Figura 1.22 Pérdida de biodiversidad mundial en tres escenarios diferentes. (Por «Portafolio integrado de medidas» nos referimos a un aumento de los esfuerzos de conservación, una mayor productividad agrícola de la tierra, la reducción del desperdicio de alimentos y la modificación de los patrones de consumo de alimentos). Los puntos señalados indican el año en que es de esperar que empiece a aumentar la biodiversidad.

Hemos visto que las instituciones del capitalismo —propiedad privada, mercados y empresas— han facilitado la revolución tecnológica continua y la rápida subida del nivel de vida mediante el fomento de la innovación y la exitosa adopción de las nuevas tecnologías. Pero muchos de los más importantes desarrollos tecnológicos del siglo XX, desde los automóviles y los aeroplanos hasta la refrigeración y los ordenadores personales, han dependido de la energía basada en el carbono para su fabricación y su uso. Otros, como los plásticos y los fertilizantes químicos, provocan daños directos en los ecosistemas.

Los datos relativos al cambio climático y la biodiversidad muestran de qué modo tan drástico la forma de ganarnos la vida está deteriorando el medio ambiente y agotando los recursos naturales, incluso el aire limpio y un clima habitable.

Un ejemplo es el caladero de bacalao del Gran Banco, al sureste de Terranova, que fue el medio de vida de las comunidades pesqueras de Estados Unidos y Canadá durante 300 años. Después de varias décadas de explotación comercial a gran escala, en 1992 la población de bacalao colapsó y se prohibió la pesca. Aún no sabemos si la población de bacalao volverá a recuperar su tamaño anterior.

Una razón del patrón ambientalmente destructivo del cambio tecnológico y el uso de los recursos es que los bienes o las tecnologías que agotan o destruyen los recursos naturales son artificialmente baratos, por lo que los utilizamos en exceso. Y son artificialmente baratos porque los precios que pagan los usuarios de los recursos naturales no incluyen el agotamiento del entorno natural. Por ejemplo, lo que pagan los consumidores al comprar bacalao se destina a los salarios de la tripulación y de otras personas empleadas en la cadena de suministro y a los beneficios de las empresas implicadas. Pero ninguna empresa pesquera tiene un incentivo para mantener los caladeros de bacalao de Terranova. Los bancos de peces pudieron explotarse libremente mientras duraron; si el propietario de un buque de arrastre hubiera promovido su conservación limitando sus capturas, sus propios beneficios habrían disminuido y, aun así, otros barcos habrían capturado ese pescado.

Los caladeros de bacalao agotados guardan paralelismo con el caso de la degradación de la selva indonesia de la ampliación 1.2, que es un coste de la explotación forestal que no se descuenta del PIB. A este respecto, el valor del pescado vendido se incluye en el PIB (de Canadá, digamos), pero el agotamiento del caladero no se descuenta.

Esto contrasta con las empresas que, para obtener beneficios, dependen de recursos de propiedad privada y tienen el incentivo de conservarlos en buen estado: por ejemplo, un operador turístico se esforzará en el correcto mantenimiento de su flota de autobuses porque, además de hoy, los necesitará mañana y son costosos de sustituir.

Los gobiernos pueden abordar algunos de los problemas medioambientales regulando directamente la cantidad de emisiones u otros daños a la naturaleza. Entre ellos están la prohibición del plomo en la gasolina o el reparto de un número limitado de permisos de emisión de CO2 que las empresas pueden comprar y vender. Sin regulaciones, las compañías de generación de electricidad no pagan por aprovechar la capacidad de absorción de la biosfera. Mediante la limitación del número total de permisos concedidos, esta política pone un tope a la cantidad total de emisiones y un precio al uso del CO2 porque las empresas que emitan este compuesto tienen que comprar permisos. Dado que afecta a los beneficios, también supone una motivación para que las empresas reduzcan las emisiones de carbono, la cual no existiría en ausencia de la regulación. Estas políticas protegen el medio ambiente haciendo que los bienes cuya producción cause perjuicios a la naturaleza sean ilegales o más caros, por lo que disminuirá su consumo.

Otra forma de que el progreso tecnológico contribuya a mitigar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad es disminuir el coste de los bienes y servicios que son compatibles con la sostenibilidad medioambiental. Gracias a avances tecnológicos recientes, el coste de la energía se ha reducido enormemente cuando es de origen eólico, solar y de otras fuentes renovables. En la siguiente unidad tratamos algunos ejemplos a este respecto.

Los datos relativos al cambio climático y la biodiversidad muestran de qué modo tan drástico la forma de ganarnos la vida está afectando al medio ambiente y agotando los recursos naturales. Tratándolos como si no tuvieran un coste y agotándolos, influimos en el nivel de vida y el bienestar futuros de los seres humanos. Todos estos efectos —desde el cambio climático global hasta el agotamiento de los recursos locales— son resultado de la expansión de la economía (ilustrada por el crecimiento del producto total) y de la forma en que la economía está organizada (por ejemplo, qué cosas se valoran y se conservan).

Abordar los problemas ambientales para permitir que los países con rentas bajas progresen para salir de la pobreza y alcancen el nivel de vida de los países ricos requiere de soluciones públicas y también colectivas, ya sean locales, nacionales o internacionales. Las comunidades locales pueden organizar programas de reciclaje o acordar una regulación sobre el uso de un lago. Los Estados pueden limitar la venta de productos perjudiciales, como se ha hecho en el caso de las bombillas incandescentes o los vehículos con motores diésel o de gasolina, o subvencionar las inversiones beneficiosas, como las infraestructuras de transporte público, la energía eólica y solar o el aislamiento térmico de las viviendas. El cambio climático y la conservación de los mares y los ríos no solo necesitan actuaciones de países individuales, sino los acuerdos internacionales.

A pesar de que los Estados tienen más capacidad de tomar medidas para proteger el medio ambiente que las empresas y las personas, pocas veces lo hacen. Las economías con planificación centralizada de Europa oriental, donde los gobiernos regulaban la producción, tuvieron una trayectoria especialmente deficiente de control de la contaminación. La tasa de mortalidad debida a la contaminación atmosférica en Europa oriental (fuera de la UE) y en China sigue siendo alta en comparación con la de la UE y Norteamérica. Pero, si bien los gobiernos democráticos han sido más activos en la reducción de la contaminación que afecta negativamente a la vida y la salud de su ciudadanía, se han mostrado reacios a adoptar políticas medioambientales que restrinjan la capacidad de elección individual —por ejemplo, gravando o limitando el uso de los vehículos privados— o que reducirían los beneficios de las empresas que suministran energía basada en el carbono.

Ejercicio 1.11 Día de la sobrecapacidad de la Tierra

El Día del Sobregiro de la Tierra (también conocido como Día de la Deuda Ecológica o de Sobrecapacidad de la Tierra, en inglés Earth Overshoot Day) es una iniciativa de la Global Footprint Network (Red Global de la Huella Ecológica) que marca la fecha de cada año en la que la demanda mundial de recursos naturales y medioambientales supera lo que la Tierra puede regenerar en ese año. En 2022, ese día fue el 28 de julio. Sin embargo, cada país consume los recursos del planeta a una velocidad diferente.

  1. Consulta los días de sobrecapacidad por países en el gráfico incluido en la web de esta iniciativa y comprueba cuál es la fecha correspondiente a tu país de residencia o de nacimiento en el último año del que hay datos.
  2. Responde el cuestionario de la Calculadora de Huella Ecológica para averiguar tu día de sobrecapacidad personal (o, lo que es lo mismo, cuántas Tierras se necesitarían si toda la población mundial tuviera un estilo de vida similar al tuyo).