Unidad 1 Prosperidad, desigualdad y límites planetarios

1.10 Capitalismo, causalidad y el palo de hockey de la historia

Además de estudiar que las instituciones asociadas con el capitalismo ofrecen la posibilidad de que la gente prospere gracias a las oportunidades de especialización y a la introducción de nuevas tecnologías, hemos visto que el capitalismo surgió al mismo tiempo que la revolución tecnológica continua, o justo antes. ¿Pero podemos concluir que el capitalismo causó la inflexión ascendente del palo de hockey? El surgimiento en el siglo XVII de un ambiente cultural de pensamiento liberal, conocido como la Ilustración también fue anterior o simultáneo a ese punto de inflexión. Entonces, ¿fueron las instituciones o la cultura, o las dos cosas, o algún otro grupo de causas? Los economistas y los historiadores no se ponen de acuerdo, como mostramos en la unidad 2.

causalidad, relación causal
Se dice que una relación entre dos variables es causal si se puede determinar que un cambio en una variable produce un cambio en la otra. Si bien una correlación implica tan solo que dos cosas han variado a la vez, la causalidad conlleva un mecanismo que explica la asociación y es, por tanto, un concepto más restrictivo. Véase también: experimento natural, correlación.
experimento natural
Estudio empírico que aprovecha una diferencia que existe entre las condiciones que afectan a dos poblaciones (o dos economías) y que se ha producido por causas externas, por ejemplo, diferencias en las legislaciones, las políticas o el clima. La comparación entre los resultados producidos en las dos poblaciones arroja información útil sobre el efecto de las condiciones, siempre que la diferencia de las condiciones estuviese causada por un hecho aleatorio. Sin embargo, no resultaría de utilidad si, por ejemplo, la diferencia existente entre las políticas adoptadas se debiese a algo distinto, que podría haber afectado al resultado.

En economía, aspiramos a realizar afirmaciones causales para entender por qué ocurren algunos fenómenos o para diseñar formas de cambiar las cosas que hagan que la economía funcione mejor. Por ejemplo, un economista podría afirmar: «Si el banco central baja el tipo de interés, habrá más personas que compren viviendas y automóviles».

Pero una economía está constituida por las interacciones de millones de personas. Como no podemos cuantificarlas y comprenderlas todas, deberíamos reaccionar con escepticismo cuando alguien asegure que algo complejo (como el capitalismo) «causa» otra cosa (como una subida del nivel de vida, mejoras tecnológicas o problemas ambientales).

En ciencia, para sustentar la afirmación de que X causa Y, llevamos a cabo experimentos en los que cambiamos X y medimos los correspondientes cambios en Y. Esos experimentos los diseñamos de manera que podamos estar seguros de que el cambio en Y se debió al cambio en X (y no a la inversa o por cualquier otra variable). Para la mayoría de las cuestiones importantes relacionadas con la economía, no se pueden realizar experimentos convencionales (en la unidad 4 se incluyen ejemplos en que sí son posibles). Entonces, ¿cómo estudian la causalidad los economistas? El ejemplo siguiente de un experimento natural muestra cómo las observaciones que hacemos del mundo nos pueden ayudar a investigar causas y efectos.

La economía aprende de los hechos ¿Son importantes las instituciones para el aumento de la renta?

En un experimento convencional, la persona que lo lleva a cabo cambia la variable que cree que es una causa (X), mantiene las demás variables sin modificaciones y observa el cambio que se produce en Y y que está relacionado con el cambio en X. En un experimento agrícola, X podría ser la dosificación de fertilizante que se aplica, la cantidad de agua y luz podría ser lo que se mantiene constante (ceteris paribus) y, por último, Y sería la cosecha obtenida.

En cambio, en lo que denominamos experimento natural, nos valemos de hechos accidentales de la historia, la geografía u otras diferencias para «realizar el experimento», aprovechando que se nos presentan valores distintos de X que pueden relacionarse con valores diferentes de Y, sin que existan otros factores que hayan cambiado y puedan haber afectado a Y.

Un experimento natural es una situación en la que estudiamos un suceso externo (por ejemplo, un cambio en las instituciones o un desastre natural) para comparar el resultado producido entre actores económicos afectados por el suceso y otros no afectados.

La división de Alemania al final de la Segunda Guerra Mundial en dos sistemas económicos independientes —uno con planificación centralizada en la parte oriental y otro capitalista en la occidental— supuso un experimento natural. El país quedó separado durante décadas por lo que el primer ministro británico Winston Churchill describió como «telón de acero» (o «cortina de hierro»). Segregó a dos poblaciones que hasta ese momento había compartido lengua, cultura y economía capitalista. Pero durante medio siglo se diferenciaron por las instituciones que regían la economía. Esto nos permite estudiar el efecto de instituciones diferentes en la economía.

En el libro Natural Experiments of History, escrito por el biólogo Jared Diamond y el economista y politólogo James Robinson, se documentan más ejemplos de experimentos naturales.

En el lenguaje habitual de los experimentos, podemos decir que la planificación centralizada bajo el poder del Partido Comunista en Alemania Oriental es el «tratamiento», mientras que el capitalismo de Alemania Occidental es el «control» que nos sirve de indicio de cómo se habría desarrollado la parte oriental si no se hubiese dividido Alemania. El control también se corresponde con un suceso hipotético «contrafactual» (que es contrario a los hechos ocurridos en el tratamiento): qué habría pasado si, a diferencia de lo que realmente sucedió, Alemania Oriental no se hubiera organizado como una economía planificada entre 1948 y 1991

Su validez como experimento natural se basa en que las dos partes de Alemania eran equiparables antes de su separación en dos sistemas económicos diferentes. En 1936, antes de la Segunda Guerra Mundial, el nivel de vida en las dos partes de Alemania era el mismo. Las empresas de Sajonia y Turingia eran líderes mundiales en la fabricación de automóviles y aeronaves, productos químicos, equipamiento óptico e ingeniería de precisión. Durante la guerra, toda la economía alemana se organizó como economía de guerra: por ejemplo, los salarios, los precios y la asignación de la mano de obra y los recursos se encontraban bajo un control centralizado.

Después de la guerra, la planificación centralizada comunista sustituyó a la economía de guerra en Alemania Oriental, ocupada por la Unión Soviética. Las decisiones sobre qué producir y cómo fueron asumidas por los responsables políticos, en lugar de volver a los individuos privados. Los cargos que administraban fábricas, oficinas, minas y granjas no tenían que seguir los principios del capitalismo y producir bienes y servicios que los consumidores comprarían a un precio que cubriera los costes de fabricación. Prácticamente desaparecieron la propiedad privada, los mercados y las empresas de antes de la guerra.

Sin embargo, en Alemania Occidental resurgió una economía capitalista por decisión de las potencias que la ocupaban (Reino Unido, Estados Unidos y Francia). Después de la reforma monetaria de 1948, que abolió los controles de precios del tiempo de guerra e introdujo una nueva moneda, tuvo lugar un rápido crecimiento económico.

El Partido Comunista de Alemania Oriental predijo en 1958 que el bienestar material en el país superaría al de Alemania Occidental para 1961. El fracaso de esta predicción fue una de las razones por las que en 1961 se construyó el Muro de Berlín, que separó la Alemania del Este de la del Oeste. Para cuando el Muro cayó en 1989 y Alemania Oriental abandonó la planificación centralizada, su PIB per cápita era menos de la mitad del de la Alemania Occidental capitalista. La figura 1.16 muestra los diferentes caminos seguidos por estas y otras dos economías desde 1950.

En este gráfico de líneas, el eje horizontal representa los años que van del 1950 al 1989. El eje vertical muestra el PIB per cápita expresado en dólares de 1990 y va de 2 000 a 18 000. En Alemania Occidental, el PIB per cápita aumentó de forma casi lineal desde 4 000 dólares en 1950 hasta 18 000 dólares en 1989. En Japón, aumentó desde 2 000 dólares en 1950 hasta 4 000 en 1960. A partir de entonces, creció más rápido hasta 18 000 dólares en 1989. En España, el PIB aumentó desde 2 000 dólares en 1950 hasta 8 000 dólares en 1973. A partir de entonces, creció más despacio hasta 12 000 dólares en 1989. En Alemania Oriental, aumentó de forma casi lineal desde 2 500 dólares en 1950 hasta poco más de 8 000 dólares en 1989.
Pantalla completa
https://www.core-econ.org/microeconomics/es/01-prosperity-inequality-10-capitalism-causation.html#figura-1-16

Figura 1.16 Las dos Alemanias: planificación y capitalismo (1950–89).

The Conference Board. 2015. Total Economy Database. Angus Maddison. 2001. «The World Economy: A Millennial Perspective». Development Centre Studies. París: OECD.

En la figura 1.16 se observa que en 1950 Alemania Occidental partía de una posición más favorable que Alemania Oriental. En 1936, antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial, ambas partes de Alemania tenían prácticamente el mismo nivel de vida y se habían industrializado con éxito. La causa principal de la debilidad relativa de Alemania Oriental en 1950 no respondía a diferencias en los bienes de capital o en las habilidades de su mano de obra, sino al hecho de que su estructura industrial resultó más afectada que la de Alemania Occidental por la división del país tras la guerra.1

Pero otras economías capitalistas que tenían una renta per cápita aún más baja en 1950 crecieron mucho más rápido. En 1989, la economía japonesa (que también había sufrido daños materiales por la guerra) había alcanzado a Alemania Occidental gracias a su propia combinación de propiedad privada, mercados y empresas, junto con un fuerte papel coordinador del Estado. Para 1989, España, que estuvo sometida a una dictadura hasta 1975 igual que Alemania Oriental, también había cerrado parte de la brecha con un crecimiento que se había acelerado después de las reformas introducidas en el mercado en 1959.2

A partir del experimento natural alemán, no podemos llegar a la conclusión de que el capitalismo siempre promueve el crecimiento económico rápido y que la planificación centralizada es una receta segura para el estancamiento. Lo que sí podemos deducir es algo más limitado: durante la segunda mitad del siglo XX, la divergencia de las instituciones económicas importó para el nivel de vida del pueblo alemán. Para obtener una visión más prolongada en el tiempo del comportamiento comparativo bajo una planificación centralizada (la Unión Soviética y los países latinoamericanos), consulta la figura 1.19 en la sección 1.12.

 

Pregunta 1.9 Elige las respuestas que sean correctas

La figura 1.16 muestra un gráfico del PIB per cápita de Alemania Occidental y Oriental, Japón y España entre 1950 y 1990. Lee los siguientes enunciados y elige los que sean correctos.

  • Partir de una situación mucho peor en 1950 fue la principal razón del mal comportamiento de Alemania Oriental con respecto a Alemania Occidental.
  • El que Japón y Alemania Occidental tuvieran el PIB per cápita más alto en 1990 implica que dieron con el sistema económico óptimo.
  • España fue capaz de alcanzar una tasa de crecimiento mayor que Alemania entre 1950 y 1990.
  • La diferencia en el comportamiento de Alemania Oriental y Alemania Occidental demuestra que el capitalismo siempre promueve un rápido crecimiento económico, mientras que la planificación centralizada lleva al estancamiento.
  • Japón tuvo un punto de partida todavía más bajo que Alemania Oriental y aun así fue capaz de alcanzar a Alemania Occidental en 1990.
  • Puede haber varios sistemas económicos distintos que tengan éxito. La economía japonesa tenía su propia combinación de propiedad privada, mercados y empresas, junto con una fuerte coordinación del Estado, lo cual era diferente al sistema de Alemania Occidental.
  • La tasa de crecimiento del PIB per cápita de una economía puede deducirse de la pendiente de su curva cuando se representa a escala. El hecho de que la pendiente de la curva de España sea mayor entre 1950 y 1990 que la de cualquiera de las dos Alemanias indica que creció con una tasa más elevada.
  • En economía, un elemento de prueba por sí solo no basta para «demostrar» una teoría. Lo que se puede deducir en este caso es que, durante la segunda mitad del siglo XX, la divergencia de las instituciones económicas fue relevante para el sustento del pueblo alemán.
  1. Hartmut Berghoff y Uta Andrea Balbier. 2013. «From Centrally Planned Economy to Capitalist Avant-Garde? The Creation, Collapse, and Transformation of a Socialist Economy». En The East German Economy, 1945–2010: Falling Behind or Catching Up? Cambridge: Cambridge University Press. 

  2. Leandro Prados de la Escosura, Joan R. Rosés e Isabel Sanz-Villarroya. 2011. «Economic Reforms and Growth in Franco’s Spain», Revista de Historia de Economía – Journal of Iberian and Latin American Economic History, Vol. 30 No. 1, pp. 45–89.