Unidad 1 Prosperidad, desigualdad y límites planetarios

1.2 El palo de hockey de la historia

El nivel de vida ha subido drásticamente en todo el mundo desde la época de Ibn Battuta, pero en unos países mucho más que en otros.

Escucha a Diane Coyle hablar de los beneficios y las limitaciones de medir el PIB. En La economía 2.0: macroeconomía explicaremos cómo se calcula el PIB. Para comparar el nivel de vida medio entre países y a lo largo del tiempo, se usa el concepto de paridad del poder adquisitivo (PPA), que tiene en cuenta las diferencias en los precios de bienes y servicios. La PPA es un índice de precios que cuantifica y compara lo que cuesta comprar la misma cesta de bienes y servicios en un país y en otro de referencia en un año en particular, como Estados Unidos en 2011.

producto interior bruto (PIB)
Medida de la producción total de bienes y servicios de una economía en un periodo determinado. El PIB combina en una sola cifra, y sin contabilización duplicada, todos los resultados (o la producción) de empresas, instituciones sin ánimo de lucro y organismos públicos dentro del territorio de un gobierno. La producción de los hogares forma parte del PIB si se vende. El PIB se mide por meses, trimestres o años.

La figura 1.1 nos cuenta solo una parte de la realidad. Para comparar el nivel de vida en cada país, empezamos con una medida llamada producto interior bruto (PIB). El PIB es una forma de medir lo que se ha producido durante un año en un país determinado. Nos referimos al PIB como el producto de un país. La economista Diane Coyle dice que el PIB «lo suma todo, desde clavos hasta cepillos de dientes, tractores, zapatos, cortes de pelo, consultoría de gestión empresarial, limpieza de calles, clases de yoga, platos, vendas, libros y los millones de servicios y productos que hay en la economía».1 Todo ello se cuenta a su valor de mercado, lo que nos da la producción total, que también se corresponde a la renta total (o los ingresos totales) de todos los habitantes del país. Si dividimos el PIB entre la población total, la cifra resultante —PIB per cápita o renta per cápita— nos sirve para medir la renta media o «nivel de vida». (Aquí hemos dejado de lado algunos aspectos importantes, que trataremos en la ampliación incluida en el final de esta sección).

En la figura 1.1, la altura de cada línea representa una estimación del nivel de vida medio en la fecha señalada en el eje horizontal. Se observa, por ejemplo, que en el siglo XIV el nivel de vida era más alto en Italia que en cualquier otro de los países de los que tenemos datos.

El palo de hockey de la historia: En este gráfico de líneas, el eje horizontal representa los años que van del 1000 al 2018. El eje vertical, que muestra el PIB per cápita expresado en dólares estadounidenses, abarca desde 0 hasta 40 000. Se muestra el PIB per cápita correspondiente a Gran Bretaña, Japón, Italia, China, India y Nigeria. Para todos los países, el PIB per cápita se mantuvo por debajo de 3000 dólares hasta el siglo XVIII. En Gran Bretaña, el PIB per cápita despegó durante el siglo XVIII y se incrementó hasta los 38 000 dólares en 2018. En el resto de países, el despegue se produjo entre los siglos XIX y XX y, para 2018, el PIB per cápita había llegado aproximadamente a 26 000 dólares en Japón, 18 000 en Italia, 13 000 en China, 7000 en India y 2000 dólares en Nigeria.
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https://www.core-econ.org/microeconomics/es/01-prosperity-inequality-02-historys-hockey-stick.html#figura-1-1

El palo de hockey de la historia

Figura 1.1 El palo de hockey de la historia: producto interior bruto per cápita en cinco países (1000–2018).

Stephen Broadberry. 2021. «Accounting for the great divergence: recent findings from historical national accounting»; Total Economy Database.; S. N. Broadberry, B. Campbell, A. Klein, M. Overton, and B. van Leeuwen, B. 2015. British Economic Growth, 1270–1870. Cambridge: Cambridge University Press.; S. Broadberry, H. Guan, and D. Li. 2018. «China, Europe and the Great Divergence: A Study in Historical National Accounting» Journal of Economic History 78: pp. 955–1000.; J. P. Bassino, S. Broadberry, K. Fukao, B. Gupta, and M. Takashima, M. 2019. «Japan and the Great Divergence, 730–1874». Explorations in Economic History 72: pp. 1–22.; S. Broadberry, J. Custodis, and B. Gupta, B. 2015. «India and the Great Divergence: An Anglo-Indian Comparison of GDP per Capita, 1600–1871». Explorations in Economic History 55: pp. 58–75.; P. Malanima. 2011. «The Long Decline of a Leading Economy: GDP in Central and Northern Italy, 1300–1913». European Review of Economic History 15: pp. 169–219.; S. Broadberry and L. Gardner. 2022. «Economic Growth in Sub-Saharan Africa, 1885–2008: Evidence From Eight Countries». Explorations in Economic History 83: 101424.
Nota: Los datos históricos se mejoran continuamente; en la figura 1.1 se incluyen los más precisos que hay disponibles para los seis países mostrados. En el gráfico interactivo, se dispone de fuentes de datos alternativas para muchos más países.

Un palo de hockey es recto en su mayor parte y presenta una acusada curva ascendente hacia el final.
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A estos gráficos los llamamos curvas de palo de hockey por su semejanza con la forma del palo de hockey sobre hielo.

En 2018, según este índice, en Japón las personas estaban seis veces mejor, en promedio, que en India y tenían casi el mismo nivel de riqueza que las de Gran Bretaña, como ya sucedía en el siglo XIV. Sin embargo, en Estados Unidos (no mostrado en la figura) el nivel era incluso más alto y en Noruega (que tampoco se muestra) más alto aún.

Antes de 1300, existen muy pocos datos. Por ejemplo, disponemos de estimaciones del PIB de China solo en 1000, 1090 y 1120, por lo que el gráfico conecta esos puntos de datos con líneas rectas.

El gráfico de la figura 1.1 es posible gracias al trabajo de Angus Maddison, que dedicó su vida laboral a encontrar los escasos datos que existen para hacer comparaciones útiles sobre la vida de la gente a lo largo de más de 1000 años. En la figura se reflejan estimaciones más recientes elaboradas por historiadores de la economía. Este libro pone de relieve que el punto de partida de la economía como campo de estudio son datos como estos sobre las regiones del mundo y sus habitantes.

El palo de hockey de la historia no se da en todos los países y, cuando lo hace, tiene una forma diferente para cada uno. La inflexión que experimenta la curva es más suave en el caso de Gran Bretaña, cuyo crecimiento empezó en torno al año 1650, mientras que es más abrupta en el de Japón, donde comenzó alrededor de 1870. En China e India, el nivel de vida disminuyó durante el periodo en que el crecimiento despegaba en los países de Europa occidental y la inflexión se produjo mucho más tarde, en la segunda mitad del siglo XX.

En algunas economías, incluidas las de China e India, no hubo mejoras sustanciales en el nivel de vida de la gente hasta que obtuvieron la independencia del poder colonial o de la interferencia de las naciones europeas.

  • India: El PIB per cápita cayó un tercio entre 1600 y 1870, cuando el dominio colonial británico fue en aumento.
  • China: Sufrió un descenso parecido en los siglos XVIII y XIX, cuando algunas naciones europeas controlaron su política y su economía. En otro tiempo, su riqueza había sido mayor que la de Gran Bretaña, pero hacia mediados del siglo XX el PIB per cápita chino equivalía a un 7 % del británico.
  • Latinoamérica: Ni durante el periodo colonial español ni después de la independencia, obtenida por la mayoría de los países latinoamericanos a principios del siglo XIX, experimentaron nada que se parezca al ascenso en nivel de vida del palo de hockey que sí reflejan los países de la figura 1.1.
  • Nigeria: Este país ilustra un caso (de muchos) en que la renta per cápita se mantiene o crece poco antes de la independencia de 1960 y presenta un crecimiento limitado después.

La figura 1.1 también refleja que, durante gran parte de la historia, el nivel de vida no creció de forma sostenida. Cuando hubo crecimiento duradero, comenzó en momentos distintos en cada país, lo que ocasionó grandes diferencias en el nivel de vida entre unos países y otros. Desde finales del siglo XX, países «rezagados» como India y China han ido recuperando terreno con las naciones más ricas, pero en otros aún no ha comenzado el ascenso del palo de hockey.

Este ameno vídeo elaborado por el estadístico Hans Rosling muestra cómo algunos países progresaron en riqueza —y en salud— mucho antes que otros.

Comprender cómo unos países han prosperado, y otros no, durante los tres últimos siglos es una de las preguntas más importantes que se han hecho los economistas, empezando por Adam Smith, uno de los fundadores de este campo de estudio. Publicó su libro más importante bajo el título de Investigación de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, si bien es más conocido simplemente por La riqueza de las naciones.2 Hay más información en el apartado «Grandes economistas» dedicado a Adam Smith.

Grandes economistas Adam Smith

Retrato de Adam Smith

Adam Smith (1723–1790) es considerado el fundador de la economía moderna. Lo crio su madre viuda en Escocia y estudió filosofía en la Universidad de Glasgow, que era un importante centro del pensamiento de la Ilustración y también del comercio colonial, factores ambos que influyeron en su forma de entender la economía. Viajó por Europa y, estando en Toulouse (Francia), se quejó de que tenía «muy poco que hacer», así que empezó a «escribir un libro para pasar el tiempo», el cual llegaría a convertirse en el libro de economía más famoso.

En La riqueza de las naciones, publicado en 1776, Smith se preguntó: ¿Cómo puede la sociedad coordinar las actividades independientes de un gran número de actores económicos (productores, transportistas, vendedores, consumidores), que casi nunca se conocen entre sí y están repartidos por el mundo? Su radical respuesta fue que la coordinación entre esos actores podría surgir de forma espontánea, sin que ninguna persona o institución intentara crearla o mantenerla deliberadamente. Eso desafiaba los conceptos precedentes de la organización política y económica, en la que los gobernantes imponían orden sobre sus súbditos.

Más radical aún fue su idea de que eso podía llegar a pasar como resultado de que los individuos actuasen en su propio interés: «No es la benevolencia del carnicero, el cervecero, o el panadero lo que nos procura nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio», escribió.

También en La riqueza de las naciones, Smith introdujo una de las metáforas más imperecederas de la historia de la economía: la de la mano invisible. El empresario, escribió, «busca sólo su propio beneficio, pero en este caso como en otros una mano invisible lo conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos. El que sea así no es necesariamente malo para la sociedad. Al perseguir su propio interés frecuentemente fomentará el de la sociedad mucho más eficazmente que si de hecho intentase fomentarlo». Y añadió: «Solo un mendigo escoge depender básicamente de la benevolencia de sus conciudadanos».

Entre las aportaciones de Smith está la idea de que una fuente importante de prosperidad pasa por la división del trabajo, o especialización, y de que esta está limitada a su vez por la «extensión del mercado». Smith ilustró esta idea en un famoso pasaje sobre una fábrica de alfileres, donde diez hombres, cada uno especializado en una o dos de las 18 operaciones distintas implicadas, podrían producir 50 000 alfileres al día. Pero «si todos hubieran trabajado independientemente y por separado […] es imposible que cada uno fuese capaz de fabricar veinte alfileres por día, y quizás no hubiesen podido fabricar ni uno».

Pero semejante cantidad de alfileres solo encontrarían comprador si se vendieran lejos de su lugar de fabricación. De ahí que la especialización se viese favorecida por la construcción de canales navegables y la expansión del comercio exterior. Y la misma prosperidad resultante amplió la «extensión del mercado», en un ciclo virtuoso de expansión económica.

Smith no creía que el interés propio fuera la única motivación de las personas. Diecisiete años antes de La riqueza de las naciones, había publicado un libro sobre el comportamiento ético, titulado La teoría de los sentimientos morales.3

También entendió que el sistema de mercado tenía algunos fallos, en especial si los vendedores se asociaban para evitar competir unos con otros. «Es raro que se reúnan personas del mismo negocio», escribió, «aunque sea para divertirse y distraerse, y que la conversación no termine en una conspiración contra el público o en alguna estratagema para subir los precios».

En concreto se dirigía contra los monopolios protegidos por los gobiernos, como la Compañía Británica de las Indias Orientales, que no solo controlaba el comercio entre India y Gran Bretaña, sino que también administraba gran parte de la colonia allí.

Convenía con sus contemporáneos en que un gobierno debería proteger su nación de los enemigos exteriores y garantizar la justicia mediante la policía y el sistema judicial. También defendía la inversión pública en enseñanza y en obras públicas, como puentes, carreteras y canales.

Pregunta 1.1 Elige las respuestas que sean correctas

Lee los siguientes enunciados sobre Adam Smith y elige los que sean correctos.

  • Adam Smith creía en el papel del Estado para mejorar el bienestar social.
  • Adam Smith creía que todos los mercados se caracterizaban por la competencia perfecta.
  • Adam Smith defendía que los agentes económicos se guiaban enteramente por su propio interés.
  • Adam Smith afirmaba que la coordinación entre un gran número de actores económicos (productores, transportistas, vendedores, consumidores), que a menudo no se conocen entre sí, podría surgir de forma espontánea sin que ninguna persona o institución intentara crearla o mantenerla deliberadamente.
  • Convenía con sus contemporáneos en que el Estado debía proteger la nación de los enemigos exteriores y garantizar la justicia mediante la policía y el sistema judicial, y también defendía la inversión del Estado en educación y obras públicas.
  • Adam Smith entendía que el sistema de mercado tenía algunos defectos, en especial cuando los vendedores actuaban en connivencia para crear poder de mercado.
  • No creía que el interés propio fuese la única motivación de los agentes económicos y escribió sobre el comportamiento ético en La teoría de los sentimientos morales, publicado en 1759.
  • Este enunciado refleja la idea de la «mano invisible» de Adam Smith: «No es la benevolencia del carnicero, el cervecero, o el panadero lo que nos procura nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio; una mano invisible los conduce a promover un objetivo que no entraba en sus propósitos».

Ampliación 1.2 PIB per cápita y nivel de vida

En esta ampliación, exploramos las razones por las que el PIB no siempre es una medida satisfactoria del nivel de vida. Se trata de un indicador que no solo deja de lado algunos factores que son importantes en la vida diaria, sino que también elude tener en cuenta las diferencias entre unas personas y otras y el agotamiento de los recursos naturales.

Visita la página de Our World in Data dedicada al PIB per cápita, donde podrás explorar los datos de la renta per cápita en varios países del mundo.

correlación
Asociación estadística observada entre dos variables dentro de una muestra de datos. Si los valores altos de una variable (por ejemplo, los ingresos de las personas) suelen darse junto con valores altos de otra variable (por ejemplo, los años de formación), las variables tienen una correlación positiva. Cuando los valores altos de una variable (por ejemplo, la contaminación del aire) van asociados a valores bajos de otra variable (por ejemplo, la esperanza de vida) hay una correlación negativa. El hecho de que las variables estén correlacionadas no significa que exista una relación causal entre ellas: es posible que, en este caso, la contaminación atmosférica no sea la causante de la menor esperanza de vida observada. Véase también: causalidad.

Hemos utilizado el PIB (o renta) per cápita como indicador del nivel de vida porque la producción total es lo que hace posible los bienes y servicios que necesitamos o disfrutamos, ya sea un corte de pelo, un cepillo de dientes, enseñanza u otro bien o servicio necesario. Si bien el PIB per cápita no mide directamente la riqueza de la gente, guarda una gran correlación con otras medidas del bienestar, como la esperanza de vida y el grado de satisfacción que las personas dicen tener con su vida.

No obstante, son muchos los aspectos del bienestar que el PIB per cápita no mide.4

Nuestra medida de la producción deja de lado factores que directamente afectan al «bienestar» que sentimos, tales como:

  • la calidad de nuestro entorno físico y social, como amistades, aire limpio y seguridad personal;
  • cantidad de tiempo libre que tenemos para relajarnos o pasarlo con amigos y familiares;
  • bienes y servicios que se producen dentro del hogar, como cuidado infantil o comidas.

Cuando se usa el indicador PIB per cápita para medir lo que llamamos «nivel de vida medio», surgen otros dos problemas:

  • El PIB mide la producción, pero no tiene en cuenta cómo se distribuye entre los miembros de una población.
  • Llegar a esa producción implica con frecuencia consumir, agotar o destruir el entorno natural, y esto supone un coste que no queda reflejado.

Producción, desigualdad de renta y «nivel de vida medio»

Como no existe nadie que sea como el miembro promedio de una población, para hablar de lo rico que es un país o un grupo de personas, tenemos que sumar las experiencias de los muchos miembros individuales de una población y calcular la media. Lo que el PIB nos dice es lo grande que es el pastel total (la producción total que se va a dividir entre los miembros del grupo). El PIB per cápita representa el tamaño del trozo de pastel que le corresponde a cada persona si todos recibieran la misma cantidad.

Pero, claro, así no es como se divide en realidad el «pastel» del PIB. Para entender la importancia de esto, pensemos en que, si la producción se dividiera por igual y bastara para que todos pudieran atender sus necesidades, diríamos que ese grupo era al menos moderadamente rico. Pero, si una sola persona disfrutara de la misma producción total y los demás no percibieran nada, la renta per cápita no cambiaría, pero no tendría sentido decir que el «grupo» está acomodado. Toda la población, salvo una persona, sería desgraciada y puede que ni siquiera tuviese para sobrevivir.

Hay personas que obtienen mucho más que otras porque la mayor parte de la producción se pone a la venta y, para poder conseguirla para uso propio, hay que comprarla. Lo que cada persona puede comprar depende de sus ingresos, es decir, de los salarios, honorarios, rentas, beneficios, transferencias públicas u otros pagos que reciba. Para apreciar la importancia de esto, piensa en un grupo en el que cada persona percibe inicialmente unos ingresos de 5000 dólares al mes e imagina que, sin que los precios varíen, aumentaran los ingresos de todas ellas. Diríamos que su nivel de vida había subido, ya que todas habrían tenido un aumento de los bienes y servicios que podrían comprar.

Pero piensa en otra variación. Supón que los ingresos de la mitad de la población ascienden a 9000 dólares, mientras que los de la otra mitad bajan a 1000 dólares. La renta media se habría mantenido igual (es decir, en 5000 dólares), pero ¿dirías que el nivel de vida sería el mismo después de haber introducido esa desigualdad en los ingresos? Es poco probable que la renta adicional de la mitad afortunada y (ahora) rica les importe tanto a las personas ricas (porque ya tenían bastante) como la pérdida de ingresos a la mitad desafortunada y (ahora) pobre. Con esto en mente, podríamos decir que, aunque la renta media no ha cambiado, en promedio, las personas son menos ricas que antes.

Como la distribución de los ingresos afecta al bienestar y como una misma renta media puede ser consecuencia de distribuciones muy diferentes de los ingresos entre ricos y pobres dentro de un grupo, es posible que la renta media o PIB per cápita no refleje lo bien que está un grupo de personas en comparación con otro.

Crecimiento de la producción y agotamiento de los recursos naturales

Cuando pensamos en el bienestar de una persona, sopesamos los bienes y servicios que puede disfrutar a lo largo de un año. Pero más allá de lo que puede obtener, también tomamos en cuenta lo que tiene, como una casa acogedora o vivir en un bonito entorno natural. Al sumar los «cortes de pelo» y los «cepillos de dientes» que constituyen el PIB, incluimos el valor de la casa contando lo que se podría haber obtenido alquilándola si el propietario no viviera en ella. Pero no contamos el disfrute del entorno natural.

Para ver la importancia de esto, piensa en una persona que vive rodeada de un bosque espectacular y disfruta de las distintas especies que alberga. Para ganarse la vida, decide talar la parte del bosque que es de su propiedad y vender la madera obtenida para que la usen otros.

La madera que vende sí se cuenta en el PIB, pero no así el hecho de que ya no habrá un bosque allí. La persona obtiene los bienes que puede comprar con los ingresos de la madera que ha vendido. Pero ya no tiene un bosque en el que vivir. ¿Ha salido ganando? Probablemente. Decidió que merecía la pena renunciar al bosque a cambio de los bienes que podría adquirir con los ingresos de la venta de la madera. Pero no está tan bien como indican los ingresos generados al vender la madera.

Si pensamos en un país de la misma forma, el no contar el agotamiento del entorno natural puede tener una gran repercusión en nuestra evaluación del nivel de vida medio. Un estudio de Indonesia midió el valor de los bosques arrasados por la tala comercial, la deforestación y otras causas. En 1983, por ejemplo, el valor de los bosques que quedaban en Indonesia cayó tanto que, de haberse restado de su PIB, habría disminuido un 8 % la cuantificación de la producción del país.

El mismo año, las compañías petroleras extrajeron 521 millones de barriles de las reservas de petróleo conocidas del país. Aun teniendo en cuenta los 71 millones de barriles de nuevas reservas que se descubrieron, las reservas conocidas disminuyeron un 4 %. Si la reducción de las reservas petrolíferas por la extracción y venta de petróleo se hubiera incluido junto con la erosión del suelo agrícola en el cálculo de la producción nacional, la disminución del PIB del año 1983 habría sido del 22 %.

Entre 1971 y 1984 (el periodo que abarcó el estudio), la tasa anual de crecimiento del PIB indonesio (ajustado a la inflación) tal como se suele calcular en economía fue del 7,1 %. Si se hubiera tenido en cuenta la disminución de las reservas de petróleo, bosques y suelo, habría sido de solo un 4,0 %.

Para contar la producción de manera que pueda informarnos de lo pudientes que son las personas de un país como Indonesia, hay que incluir no solo lo que se ha deteriorado en el proceso de obtener la producción (como el desgaste de la maquinaria), sino también el agotamiento de los recursos naturales.

Pregunta A1.1 Elige las respuestas que sean correctas

Lee los siguientes enunciados sobre el PIB per cápita y elige los que sean correctos.

  • El PIB per cápita mide el bienestar medio de la población de un país.
  • Si se ajustara el PIB per cápita para que reflejara el consumo de los recursos naturales, en general las tasas de crecimiento económico serían negativas.
  • Es posible que el PIB per cápita suba, aunque baje el nivel de vida medio.
  • Es posible que haya países con el mismo PIB per cápita, pero niveles muy diferentes de desigualdad de renta.
  • El PIB per cápita no mide muchos aspectos del bienestar, como la calidad del entorno físico y social.
  • La tasa de crecimiento del PIB per cápita seguiría siendo positiva, pero más baja que si solo se mirase la renta generada por el consumo de los recursos naturales.
  • Por ejemplo, si los ingresos de los habitantes más ricos aumentasen sustancialmente mientras que disminuyesen los de los demás, el PIB per cápita podría subir, pero el nivel de vida medio habría bajado. Los ingresos adicionales de los más ricos importan menos para su bienestar que la bajada de ingresos para los demás.
  • El PIB per cápita es una media, por lo que no tiene en cuenta la distribución de las rentas. Una misma renta media puede ser resultado de distribuciones muy diferentes de las rentas; por ejemplo, una persona que disfrute de toda la producción, en comparación con una población en que esa misma renta total es disfrutada por todos en cantidades iguales.

Ejercicio A1.1 ¿Qué deberíamos medir?

El 18 de marzo de 1968, mientras se encontraba en campaña para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el senador Robert Kennedy dio un famoso discurso en el que cuestionó «la mera acumulación de cosas materiales» en la sociedad estadounidense y por qué al medir el nivel de vida del país se tenían en cuenta, entre otras cosas, la contaminación atmosférica, la publicidad de cigarrillos y las cárceles, pero no la salud, la educación o el patriotismo. Argumentaba que «se mide todo, en suma, excepto lo que merece la pena en la vida».

Lee este discurso en su totalidad o escucha una grabación sonora.

  1. En el texto completo, ¿qué bienes menciona como incluidos en el cómputo del PIB?
  2. ¿Crees que deberían tenerse en cuenta en este indicador, y por qué?
  3. ¿Qué bienes menciona en el texto completo que no están en el indicador?
  4. ¿Crees que deberían incluirse, y por qué?
  1. Coyle, Diane. 2014. GDP: A Brief but Affectionate History. Princeton, NJ: Princeton University Press [El producto interno bruto. Una historia breve pero entrañable, trad. cast. de Ignacio Perrotini Hernández, México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2017]. 

  2. Smith, Adam. (1776) 2003. An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations. Nueva York, NY: Random House Publishing Group [La riqueza de las naciones, trad. cast. de Carlos Rodríguez Braun, Madrid: Alianza Editorial, 2011]. 

  3. Smith, Adam. 1759. The Theory of Moral Sentiments. Londres; Printed for A. Millar, and A. Kincaid and J. Bell [La teoría de los sentimientos morales, trad. cast. de Carlos Rodríguez Braun, Madrid: Alianza Editorial, 2013]. 

  4. Robinson, Jennifer. 2011. «Happiness is Love - and $75,000». Gallup Business Journal. Actualizado el 17 de noviembre de 2011.