Unidad 3 La mejor acción posible: escasez, bienestar y horas de trabajo

3.8 ¿Es este un buen modelo?

Hemos creado un modelo para saber cómo deciden las personas cuánto tiempo dedican a trabajar dando por hecho que siempre procuran tomar la mejor decisión posible a partir de las combinaciones disponibles de dos bienes: gasto en consumo y tiempo libre. Hemos descrito sus preferencias empleando curvas de indiferencia, y su conjunto factible calculando su restricción presupuestaria. El modelo nos dice que su mejor elección (la que maximiza la utilidad) es la cantidad de horas de trabajo con la que la frontera factible es tangente a la curva de indiferencia: en otras palabras, el punto en que RMT = RMS.

Pero tal vez hayas pensado: ¡Eso no es lo que hace la gente!

Miles de millones de personas organizan su vida laboral sin saber nada sobre la RMS y la RMT. (Si decidieran de esta manera, quizá habría que restar las horas que dedicaran a efectuar estos cálculos). Y, aunque basaran su decisión en argumentos matemáticos, la mayoría de la gente no tiene ninguna posibilidad de empezar y acabar su jornada laboral cuando quiera. Entonces, ¿qué utilidad tiene este modelo?

Tal como explicamos en la sección 2.8, los modelos nos ayudan a «ver más mirando menos». Su falta de realismo es un rasgo intencionado de este modelo, no una deficiencia.

Ensayo y error en lugar de cálculos

¿Es posible que un modelo que ignora cómo pensamos sea bueno para saber cómo elegimos?

El economista Milton Friedman explicó que cuando se emplean modelos de este tipo en economía no es porque se considere que realmente efectuamos esos cálculos (como, por ejemplo, equiparar la RMS con la RMT) cada vez que tomamos una decisión, sino que probamos con varias opciones (a veces ni siquiera de forma consciente) y tendemos a adoptar costumbres o principios generales satisfactorios para nosotros y que evitan que nos arrepintamos de las decisiones tomadas.

En su libro titulado Ensayos sobre economía positiva (Essays in Positive Economics), Friedman comparó el proceso con una partida de billar.

Considérese el problema de predecir los golpes de bola de un experto jugador de billar. No parece nada descabellado pensar que se pudieran obtener predicciones excelentes a partir de la hipótesis de que el jugador ejecuta sus golpes como si conociera las complicadas fórmulas matemáticas que indicarían las trayectorias óptimas, como si pudiera estimar a ojo con precisión los ángulos, etc. que describen la posición de las bolas, como si pudiera resolver cálculos a velocidad de vértigo a partir de las fórmulas y, por último, mandar las bolas en la dirección que indican las fórmulas.

No confiamos en esta hipótesis porque creamos que los jugadores de billar son capaces de efectuar el proceso recién descrito, ni tan siquiera los más expertos, sino debido más bien al convencimiento de que si de un modo u otro no tuvieran la capacidad de llegar a un resultado esencialmente idéntico, no serían, de hecho, expertos jugadores de billar.1

De igual manera, si vemos que una persona opta con regularidad por ir a la biblioteca después de las clases en lugar de salir de fiesta o que no trabaja mucho en su campo o que solicita tener turnos más largos después de un aumento de sueldo, no es necesario suponer que esa persona ha efectuado los cálculos que hemos expuesto aquí. Si más tarde esa persona se arrepintiera de su decisión, es posible que en un futuro saliera un poco más, trabajara más en el campo o redujera sus horas de trabajo. Podemos sospechar que al final acabará tomando una decisión sobre el tiempo que dedica a trabajar cercana al resultado que arrojan nuestros cálculos.

Esta es la razón por la que la teoría económica puede ayudar a explicar lo que hace la gente, y a veces incluso a predecirlo, aunque en general nadie efectúe los cálculos matemáticos de los modelos económicos.

Ceteris paribus

Otra objeción que podría esgrimirse es que hemos dejado de lado factores importantes que influyen en las decisiones relacionadas con las horas que trabajamos. Hemos supuesto que a la persona trabajadora solo le importan dos bienes, el tiempo libre y el consumo. Pero también es posible que le preocupe, por ejemplo, su futuro profesional y, por tanto, trabajar más horas para adquirir una experiencia valiosa y más oportunidades para ascender de categoría. Y su decisión también puede depender de otros elementos que requieran su tiempo, como la cantidad de hijos que tenga y la disponibilidad de centros educativos donde escolarizarlos. ¿Es relevante que hayamos dejado estos aspectos fuera del modelo?

ceteris paribus
En economía se recurre a menudo a la simplificación de un análisis dejando de lado aspectos que se consideran menos relevantes para el asunto tratado. El significado literal de esta expresión latina es ‘dejando el resto igual’. En modelos económicos, significa que el análisis efectuado mantiene constantes otras cosas.

La respuesta es que no importará siempre que seamos conscientes de los factores que se han «mantenido constantes». El modelo se puede emplear para emitir afirmaciones sobre cómo responderán las personas a una subida salarial, ceteris paribus (manteniendo el resto de factores constantes). Pero debemos ser conscientes de que esas afirmaciones dejarían de ser válidas si esas otras cosas cambiaran. Así, podría darse el caso de que un empleador subiera los salarios, y los empleados quisieran aumentar sus horas de trabajo ceteris paribus, pero si al mismo tiempo se cerrara la guardería del centro de trabajo, entonces la subida salarial no tendría el mismo efecto.

Los supuestos ceteris paribus pueden dificultar la aplicación de un modelo a cambios que se producen a lo largo de un periodo extenso de tiempo: cuanto más largo es el intervalo temporal, más probabilidad hay de que también cambien otras cosas.

El trabajador representativo

Hemos desarrollado un modelo de la elección que efectúa un solo trabajador, y hemos analizado de qué manera depende la decisión de las preferencias de cada persona y de su conjunto factible. ¿Cómo podría usarse para explicar el comportamiento de grupos grandes de trabajadores, por ejemplo, toda la población activa de un país particular en un momento determinado?

Dentro de un grupo grande, cada individuo tomará una decisión distinta dependiendo de sus preferencias particulares y de su conjunto factible. Pero podemos emplear el modelo para conocer su comportamiento promedio si creemos que representa la decisión de un trabajador típico o «representativo»: un trabajador cuyas preferencias son típicas de las personas que conforman el grupo y cuyo conjunto factible está determinado por el salario medio.

En secciones posteriores de esta unidad aplicaremos nuestro modelo de salarios y horas de trabajo para entender mejor los datos de salarios medios en diferentes países y cómo han cambiado a lo largo del tiempo. Interpretaremos los datos como resultado de decisiones de trabajadores representativos. Pero también aquí debemos tener cuidado: el trabajador típico que imaginó Keynes en la Gran Bretaña de 1930 puede diferir mucho de los trabajadores típicos de Gran Bretaña o China en el siglo XXI.

La influencia de la cultura y la política

Otro aspecto poco realista del modelo es que suelen ser los empleadores, y no los empleados, quienes deciden las horas que hay que trabajar, y la jornada laboral que imponen suele ser más larga de lo que elegirían las personas contratadas. Como consecuencia, las horas de trabajo de muchas personas están reguladas por ley, de manera que más allá de cierta cantidad máxima de horas, ni la persona empleada ni la empleadora pueden elegir las horas de trabajo. En este caso, el gobierno ha limitado el conjunto factible de horas y de bienes.

Aunque el trabajador individual tiene poca libertad por lo común para elegir su horario laboral, puede darse el caso de que las variaciones en las horas de trabajo a lo largo de un periodo de tiempo y las diferencias entre países, reflejen en parte las preferencias de la población activa. Si muchas personas trabajadoras de una democracia desean reducir su jornada laboral, pueden «elegirlo» de manera indirecta como votantes en caso de no poder hacerlo de forma individual. O también pueden, como miembros de un sindicato, negociar contratos que impongan a los empleadores el pago de tarifas más altas por las horas extraordinarias para que la plantilla trabaje más horas.

Esta explicación destaca la influencia de la cultura (que produce preferencias compartidas por la población de una sociedad o país y diferentes de las de otras sociedades) y la política (es decir, los efectos de las leyes o el peso y las aspiraciones de los sindicatos). Sin duda son elementos que ayudan a explicar las diferencias entre países en cuanto a horas de trabajo.

Parece haber diferencias también entre culturas. Algunas sociedades del norte de Europa valoran mucho las vacaciones, mientras que Corea del Sur es conocida por las largas jornadas de trabajo de su población activa. Las limitaciones legales sobre el tiempo de trabajo difieren. En Bélgica y Francia, la semana laboral normal está limitada entre 35 y 39 horas, mientras que en México el límite está en 48 horas, y en Kenia se trabaja aún más horas.

Pero, incluso a nivel individual, podemos influir en las horas que trabajamos. Por ejemplo, cuando se ofertan puestos de trabajo con los horarios laborales más deseados por la mayoría de la población, se reciben más solicitudes que para otros puestos que implican trabajar un número excesivamente alto (o bajo) de horas.

En resumen, nuestro modelo de horas de trabajo omite muchos aspectos que influyen en las acciones reales de las personas, y es importante plantearse si estas omisiones son relevantes para las conclusiones a las que lleguemos. Pero la calidad de un modelo se juzga en función de si permite esclarecer algo que se quiere conocer. En la siguiente sección, analizaremos si nuestro modelo simplificado de la elección de las horas de trabajo ayuda a explicar por qué las horas de trabajo han cambiado con el tiempo.

Pregunta 3.10 Elige las respuestas que sean correctas

Basándote en lo que hemos expuesto en esta sección, lee los siguientes enunciados y elige las opciones que sean correctas.

  • El modelo de elección restringida tiene un poder predictivo necesariamente limitado porque las personas trabajadoras no calculan en realidad RMS = RMT para decidir sus horas de trabajo.
  • La exactitud de las predicciones del modelo depende en parte de la medida en que se cumpla el supuesto ceteris paribus.
  • Como este modelo se centra en las elecciones de un solo individuo, no puede utilizarse para conocer las elecciones de grupos de individuos.
  • En contraste con nuestro modelo, las diferencias entre países en cuanto a horas de trabajo reflejan las preferencias de empleadores y gobiernos, y no solo las de la población trabajadora.
  • Tal como señala Milton Friedman (mediante la analogía de un jugador de billar), un modelo que ignora cómo pensamos podría seguir siendo un buen modelo para saber cómo elegimos. Con el tiempo, el método de ensayo y error podría deparar un comportamiento muy cercano al que predice el modelo, aunque cada persona individual no se detenga de manera explícita a calcular RMS = RMT.
  • Las predicciones del modelo se basan en el supuesto ceteris paribus (el resto de factores importantes se mantiene constante). Si este supuesto no se cumple, entonces puede haber resultados distintos a los predichos porque otros factores (aparte de los considerados en el modelo) también influyen en el comportamiento seguido.
  • El comportamiento de grandes grupos de población trabajadora se puede modelizar utilizando un «trabajador representativo» cuyas preferencias sean las típicas de los miembros del grupo y cuyo conjunto factible esté determinado por el salario medio.
  • Tanto empleadores como gobiernos tienen poder para modificar las limitaciones de las horas de trabajo. Sin embargo, la población trabajadora sigue teniendo cierta influencia sobre sus horas de trabajo a través de los sindicatos, el voto (si viven en una democracia) y la elección de los trabajos a los que aspiran.

Ejercicio 3.8 Otra definición de economía

El economista Lionel Robbins escribió en 1932 que: «La economía es la ciencia que estudia el comportamiento humano como una relación entre unos fines determinados y unos medios escasos que tienen usos alternativos».2

  1. Busca un ejemplo en esta unidad que ilustre que la economía estudia el comportamiento humano como una relación entre unos «fines determinados y unos medios escasos que tienen usos alternativos». ¿Se te ocurren otras situaciones en las que las personas tengan que perseguir sus objetivos utilizando «medios escasos»?
  2. ¿Son fijos los «fines» de la actividad económica, es decir, las cosas que deseamos? Pon ejemplos que ilustren tu respuesta.
  3. El tema al que alude Robbins —la mejor acción posible en una situación dada— es una parte esencial de la economía. Pero, ¿se limita la economía al estudio de «medios escasos que tienen usos alternativos»? Para responder esta pregunta, compara la definición de economía que da Robbins con la que consta en la sección 1.13: «El estudio de cómo las personas interactúan entre sí y con el entorno natural para producir y adquirir sus medios de vida y cómo varía todo ello con el tiempo y de unas sociedades a otras». Ten en cuenta que en 1932, cuando Robbins escribió su texto, estaba desempleado el 15 % de la mano de obra británica.
  1. Milton Friedman. 1953. Essays in Positive Economics (7th ed.). Chicago: University of Chicago Press [Ensayos sobre economía positiva, trad. cast. de Raimundo Ortega Fernández , Madrid: Gredos, 1967]. 

  2. Lionel Robbins. 1984. An Essay on the Nature and Significance of Economic Science (3rd ed.). Nueva York: New York University Press [Ensayo sobre la naturaleza y significación de la ciencia económica, trad. cast. de Daniel Cosio Villegas, México D.F: Fondo de Cultura Económica, 1944].