Unidad 9 Prestamistas, prestatarios y diferencias de riqueza
9.9 Prestatarios y prestamistas: un problema principal–agente
Antes de empezar
Para comprender esta sección, deberás saber de los problemas principal–agente y de contratos incompletos, que ya se trataron en la unidad 6. Si aún no te has familiarizado con estos conceptos, deberías leer la sección 6.6 antes de continuar.
- relación principal–agente, problema principal–agente
- Existe una relación (o problema) principal–agente cuando una parte, el principal, desea que otra, el agente, actúe de alguna forma (o tenga algún atributo) que sea de interés para el principal y que no se pueda hacer valer ni garantizar en un contrato vinculante. Véase también: contrato incompleto.
- restricción financiera
- Expresión que se aplica a aquellas personas que tienen limitado el importe de los préstamos que pueden obtener o que solo pueden conseguirlos en unas condiciones desfavorables. Véase también: exclusión financiera.
- exclusión financiera
- Expresión que se aplica a aquellas personas que no pueden obtener préstamos en ningunas condiciones. Véase también: restricción financiera.
En esta sección, vamos a explicar cómo la relación entre el prestamista y el prestatario es un problema principal–agente, parecido en muchos sentidos a la relación entre el empleador y el empleado que estudiamos en la unidad 6. En este caso, el «principal» es el prestamista y el «agente» es el prestatario. El modelo principal–agente explica por qué muchas personas que desean tomar dinero prestado no pueden hacerlo o solo pueden tomarlo en cantidades limitadas o a tipos de interés altos.
Exclusión financiera cuando puede que los préstamos no se devuelvan
En las secciones anteriores, hemos simplificado el análisis de prestar y tomar prestado en tres sentidos. En primer lugar, todos los préstamos concedidos se iban a devolver. Segundo, siempre considerábamos un tipo de interés dado, sin explicar de dónde venía. Y, por último, obtener un préstamo era posible incluso para quien no tenía riqueza inicial.
Ninguno de esos tres sobrentendidos se ajusta a la realidad de los mercados financieros, en los que los prestamistas deciden el tipo de interés que van a cobrar, existe la posibilidad de que los préstamos no se devuelvan y, por esa razón, no todas las personas que desearían tomar dinero prestado tienen la suerte de Julia. Por lo tanto, muchos posibles prestatarios se enfrentan a una restricción financiera, es decir:
- tienen limitado el importe de los préstamos que pueden obtener, o bien
- solo pueden conseguirlos a tipos de interés muy altos (como los de los préstamos del día de cobro de Nueva York que vimos al principio de la unidad).
También es posible que se enfrenten a una exclusión financiera, es decir, simplemente no tienen ninguna posibilidad de obtener dinero prestado.
La figura 9.15 da una idea de las limitaciones a las que se ven abocadas las personas en los mercados de crédito en Estados Unidos (hemos tomado los datos de 2019 para evitar las dificultades excepcionales que se produjeron durante la pandemia de la COVID-19). Para entender lo que representan las cifras, pensemos en una persona que se ha quedado sin trabajo. En 2019, algo más de una de cada cinco personas permanecía en el desempleo durante más de seis meses. En la figura se observa que casi un tercio de la gente no podía «cubrir gastos de ninguna forma» durante tres meses siquiera, ni aun pidiendo préstamos. Más de la mitad conseguían préstamos a los muy elevados tipos de interés que se cobran con las tarjetas de crédito. Como era de esperar, los que sufrían restricción o exclusión financiera tendían a ser pobres. Pero, incluso con ingresos considerables (por encima de 100 000 dólares), no siempre podían contar con obtener todo el dinero prestado que habrían deseado.
Figura 9.15 Indicadores de la exclusión y restricción crediticias en Estados Unidos en 2019.
Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos. 2020. Informe sobre el bienestar económico de las familias estadounidenses en 2019.
El apartado «La economía aprende de los hechos» añade más datos que abundan en las limitaciones financieras que afrontan muchas personas.
La economía aprende de los hechos ¿Quién experimenta restricción financiera?
Una forma de estimar la prevalencia de las restricciones crediticias es mediante encuestas. Así es como la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal de Estados Unidos obtuvo los datos mostrados en la figura 9.15.
Si bien son útiles, los datos recogidos mediante encuestas tienen limitaciones: es posible que las personas no recuerden con exactitud su experiencia de financiación o que no respondan con precisión preguntas hipotéticas sobre si conseguirían obtener un préstamo si lo intentaran.
Si te interesa leer una explicación sobre el tratamiento y los controles en los experimentos, consulta «Cómo los economistas aprenden de los hechos: Experimentos de laboratorio».
Otra forma de investigar las restricciones financieras es llevar a cabo experimentos en los que, de manera aleatoria, se asigna que un grupo de personas reciba una intervención (llamado a menudo «grupo de tratamiento») y el otro grupo no la reciba (el «grupo de control»). Como la asignación de una persona a uno u otro grupo es aleatoria y como se mantienen constantes otros factores que podrían influir en el resultado, se interpreta que el promedio de las diferencias observadas entre los grupos está causado por el tratamiento.
Si una persona se enfrenta a restricción financiera, el hecho de recibir una cantidad de dinero podría cambiar su comportamiento. Por ejemplo, podría montar una empresa. Por otro lado, si no tuviera esa restricción financiera y hubiera pensado que el negocio podía ser rentable, ya habría suscrito un préstamo. Las restricciones financieras pueden identificarse, por lo tanto, mediante experimentos en los que algunas personas reciben sumas de dinero (el grupo de tratamiento), mientras otras no.
En un experimento, el gobierno nigeriano seleccionó los mejores de entre los planes de negocio que se le habían presentado. Entre el grupo de los mejores planes, designaron algunos aleatoriamente para que recibieran una subvención en metálico por un valor medio de unos 8 millones de nairas (que equivalía a aproximadamente 50 000 dólares estadounidenses en el momento de publicarse el estudio). Los solicitantes ganadores ampliaron sus negocios contratando a más trabajadores y adquiriendo más bienes de capital.1 Podrían haber usado la subvención para conceder préstamos al tipo de interés vigente, pero, en lugar de eso, decidieron ampliar el negocio. Antes de recibir la subvención, no tenían la posibilidad de acometer la ampliación. Esto implica que habían sufrido restricciones en su capacidad de tomar dinero prestado. Un experimento parecido en Sri Lanka concedió, también al azar, ayudas a pymes por valor de 10 000 LKR (que equivalía a aproximadamente 100 dólares estadounidenses en el momento de publicarse el estudio). Desde entonces, las empresas que recibieron las ayudas aumentaron mucho sus beneficios,2 lo que implica que las restricciones financieras limitaban su capacidad para llevar a cabo inversiones provechosas.
En la unidad 1, hemos descrito el experimento natural que tuvo lugar cuando, al final de la Segunda Guerra Mundial, se dividió a Alemania en dos países, con sistemas políticos y económicos muy diferentes: poder del Partido Comunista y planificación económica centralizada en el Este, democracia y capitalismo en el Oeste. A continuación, consideramos las diferencias en sus instituciones como la causa de las distintas trayectorias de crecimiento económico que siguieron las dos partes de Alemania.
Con frecuencia, se considera que los experimentos son la regla de oro para identificar relaciones causales. Sin embargo, suele ser difícil poner en práctica ciertos experimentos por su elevado coste, por los problemas logísticos que implican y, a veces, por plantear dilemas éticos. Por esa razón, en economía se utilizan a menudo los «experimentos naturales», en los que un evento producido sin intervención de los investigadores se considera que tiene «la misma validez que si se hubiera asignado de forma aleatoria».
En el caso de las restricciones financieras, la llegada de una herencia imprevista se puede considerar prácticamente igual que un suceso aleatorio.
En Gran Bretaña, se estimó que una herencia de unas 5000 libras esterlinas (que equivalía a aproximadamente 9000 dólares estadounidenses en el momento de publicarse el estudio) duplicaba la probabilidad entre personas jóvenes de montar un negocio,3 lo que implica que antes su capacidad para tomar dinero prestado con el fin de emprender estaba restringida. También se ha comprobado que, después de recibir una herencia, aumenta la probabilidad de establecerse por cuenta propia y, entre los que ya eran autónomos, de incrementar el tamaño del negocio.4
Otro experimento natural que puede servir para identificar si hay personas sometidas a restricciones financieras es el incremento automático del límite de la tarjeta de crédito cuando se ha mantenido la tarjeta durante cierto tiempo. Según indican datos obtenidos en Estados Unidos,5 muchas personas sufren restricciones financieras, ya que el incremento del límite (que les permite endeudarse más) lleva consigo que efectivamente decidan aumentar su endeudamiento.
Ejercicio 9.9 Estimación de las restricciones financieras
Enumera algunas de las ventajas y de las limitaciones que implican cada uno de los siguientes métodos para averiguar quién está sometido a restricción crediticia (en el apartado «¿Quién experimenta restricción financiera?» se incluyen enlaces a sitios web y artículos que te resultarán de utilidad).
- Encuestas.
- Experimentos de campo (por ejemplo, seleccionando al azar a algunas personas para que reciban una suma de dinero).
- Experimentos naturales (por ejemplo, herencias o la elevación del límite de una tarjeta de crédito).
Prestar es arriesgado
Prestar y tomar prestado constituyen una relación principal–agente porque el prestamista (el principal) corre el riesgo de que no se le devuelva el dinero, y el alcance de ese riesgo viene determinado por el prestatario (el agente), no por el prestamista.
El préstamo se hace en el presente y tiene que reembolsarse en el futuro. Entre un momento y otro, pueden suceder acontecimientos imprevistos que estén fuera del control del prestatario. Si el mal tiempo o una enfermedad destruyeran los cultivos en Chambar (Pakistán), los prestamistas no recuperarían el dinero prestado. Si las habilidades en que has invertido tu préstamo al estudio se vuelven obsoletas, es posible que no puedas devolverlo. Imprevistos como esos son los que se denominan riesgos inevitables. El tipo de interés aplicado por un banco o un prestamista sería más alto si existiera más riesgo de impago por acontecimientos inevitables.
Pero el prestamista hace frente a otros dos problemas. Cuando concede un préstamo para un proyecto de inversión, no puede estar seguro de que el prestatario vaya a esforzarse lo suficiente para que el proyecto tenga éxito. Además, es frecuente que el prestatario tenga más información que el prestamista sobre la calidad del proyecto y sobre la probabilidad de que salga adelante con éxito. Estos dos problemas se deben a la diferencia entre la información que el prestatario y el prestamista tienen sobre el proyecto y sobre las actuaciones del primero.
Piensa en alguien que consigue un préstamo para poner en marcha un nuevo negocio. El proyecto no tiene éxito porque se ha esforzado demasiado poco o simplemente porque no era un buen proyecto. Si el prestatario no ha invertido nada de su propio dinero en el proyecto, es el prestamista, y no el prestatario, quien pierde dinero en caso de que fracase el proyecto y no se le devuelva el préstamo. Si el prestatario hubiera usado su propio dinero únicamente, es probable que hubiera sido más concienzudo o puede que ni siquiera se hubiera embarcado en el proyecto.
También cabe la posibilidad de que el prestatario use el dinero prestado para un proyecto mucho más arriesgado de lo que le dijo al prestamista. Para ilustrar esta situación (con un ejemplo extremo), podría haberlo usado para comprar lotería o apostar en las carreras; con mucha suerte, sería rico; si no, el prestamista se queda sin cobrar lo prestado.
Igual que los empleados de la unidad 6, que no siempre hacen lo que más le conviene al empleador, el prestatario no actúa necesariamente de acuerdo con el interés del prestamista.
El problema principal–agente entre prestatario y prestamista también se parece al problema del «dinero ajeno» que ya tratamos en la sección 6.3. En ese caso, el directivo de una empresa (el agente) toma decisiones sobre el uso de los fondos aportados por los propietarios de la empresa (los principales), pero estos no pueden obligar por contrato al directivo a que actúe de una forma que maximice la riqueza de los propietarios, en vez de perseguir sus propios objetivos personales.
Contratos incompletos
En el caso de la solicitud y concesión de préstamos, muchas veces no resulta posible que el prestamista (el principal) redacte un contrato que garantice la devolución del préstamo por parte del prestatario (el agente). La razón es que, si el proyecto fracasa o si por algún otro motivo el prestatario no tiene fondos al vencimiento del préstamo, el prestamista se puede ver imposibilitado de conseguir la devolución según las condiciones del préstamo.
Los prestamistas intentarán asegurarse de la devolución tomando medidas legales, pero aun así suele ser difícil conseguirlo si el prestatario es pobre o se declara insolvente o en bancarrota porque el valor de su deuda es superior al de sus activos. En la introducción de esta unidad, informamos de un ejemplo de un método para mejorar el cumplimiento del pago en los préstamos para la compra de automóviles: las entidades instalan dispositivos que desactivan el encendido si no se atienden los pagos acordados.
Si fallan los métodos legales, hay ocasiones en que los prestamistas recurren a otros ilegales, como amenazar con el uso de violencia física.
El papel de la garantía en los préstamos
- garantía
- Activo que un prestatario deja en prenda a un prestamista para asegurar la devolución de un préstamo. Si el prestatario no consigue abonar los pagos del préstamo según lo acordado, el prestamista pasa a tener la propiedad del activo.
Entre las respuestas que el prestamista tiene a este conflicto de intereses en el mercado del crédito está exigir al prestatario que aporte algo de su riqueza al proyecto. Cuanto más dinero propio haya invertido el prestatario en el proyecto, más alineados estarán sus intereses con los del prestamista. Otra respuesta habitual es exigir que el prestatario aparte alguna propiedad que se transferirá al prestamista en caso de impago (la denominada garantía).
La garantía se utiliza en los préstamos para la compra de viviendas (en cuyo caso se llaman hipotecas) y de automóviles. Para muchas personas (como en la figura 9.15 en el caso de Estados Unidos), esos son los únicos préstamos de gran valor que pueden obtener y se debe a que el prestamista se queda la garantía (la vivienda o el automóvil) si no se hacen los pagos. Conseguir un préstamo para cubrir las necesidades de consumo durante un periodo de desempleo es mucho más difícil porque es poco probable que el trabajador desempleado disponga de garantías que ofrecer.
Empeñar bienes es un ejemplo habitual de préstamos con garantía a pequeña escala que ha existido desde hace miles de años. Las casas de empeño conceden un préstamo en el que se especifica de antemano un plazo y un importe para el pago. Además, el prestatario entrega algún artículo de su propiedad al prestamista, quien se lo devolverá cuando pague el préstamo concedido. Entre los artículos que se suelen empeñar —porque son fáciles de vender—, están las joyas, los portátiles y otros equipos electrónicos, cámaras u objetos domésticos de valor.
Los préstamos garantizados ofrecen seguridad al prestamista siempre que la garantía (la vivienda o el artículo empeñado) siga en condiciones de venderse por una cantidad de dinero mayor de la adeudada. Con un préstamo garantizado, el prestamista no corre ningún riesgo importante.
La participación en el capital social o la garantía reducen el conflicto de intereses entre el prestatario y el prestamista. Esto se debe a que, cuando el prestatario se juega una parte de su dinero (en el capital social o en la garantía):
- tiene un interés mayor en esforzarse para devolver el préstamo: pondrá más esmero en tomar decisiones empresariales prudentes que aseguren el éxito de su proyecto;
- envía un mensaje al prestamista: le transmite que cree que el proyecto tiene una calidad suficientemente buena como para tener éxito.
La relación entre riqueza, calidad de un proyecto y crédito se resume en la figura 9.16.
Figura 9.16 Riqueza, calidad del proyecto y crédito.
Dos relaciones principal–agente: mercados de trabajo y mercados de crédito
Las similitudes entre el mercado crediticio y el mercado laboral como relaciones principal–agente se ilustran en la figura 9.17.
Actores | Conflicto de intereses sobre | Estipulaciones exigibles | No incluibles o no ejecutables | Resultado | |
---|---|---|---|---|---|
Mercado de trabajo (unidad 6) | Empleador Empleado |
Salarios, trabajo (calidad y cantidad) | Salarios, tiempo, condiciones | Trabajo (calidad y cantidad), duración del empleo | Esfuerzo insuficiente; desempleo |
Mercado de crédito (unidad 9) | Prestamista Prestatario |
Tipo de interés, gestión del proyecto (esfuerzo, prudencia) | Tipo de interés | Esfuerzo, prudencia, devolución | Demasiado riesgo, restricción al crédito |
Figura 9.17 Problemas principal–agente: el mercado del crédito y el mercado de trabajo.
La figura 9.18 relaciona los mercados de trabajo y de crédito. En ella se ilustra la manera en que estos dos mercados influyen en las relaciones entre los grupos de prestamistas y prestatarios y de empleadores y empleados.
Empezando en el extremo superior izquierdo de la figura, vemos que los individuos ricos pueden utilizar su riqueza para comprar bienes de capital y convertirse en empleadores y también para prestar a otras personas. Entre los menos ricos, habrá quienes tomen dinero prestado y tengan éxito y, como resultado, se conviertan en empleadores. Quienes tienen poca riqueza no pueden pedir prestado mucho: sufren exclusión financiera o pueden tomar prestado solo si aportan una casa como garantía de una hipoteca, por ejemplo, o pedir cantidades limitadas a tipos de interés elevados. Deben buscar trabajo como empleados. Los empleadores contratan a empleados entre los menos ricos, y algunos de estos se quedan desempleados (a causa del funcionamiento del mercado laboral que estudiamos en la unidad 6).
Las flechas horizontales indican una relación principal–agente. Los principales de la figura son los prestamistas y los empleadores; el color rojo que comparten señala esta similitud. Los agentes —prestatarios con éxito y empleados— están coloreados en verde para distinguirlos de quienes a aspiran a serlo (excluidos del mercado de crédito y desempleados), que se muestran en morado. Aunque seas un agente con tanta suerte como para estar en uno de los recuadros verdes, el principal puede volver a ponerte en el recuadro morado con solo rechazar hacer negocios contigo. Esa es la razón de que prestamistas y empleadores tengan poder sobre prestatarios y empleados.
Figura 9.18 Los mercados de crédito y de trabajo moldean las relaciones entre grupos con diferentes dotaciones.
La figura 9.18 nos ayuda a entender por qué algunas personas terminan siendo principales (por ejemplo, empleadores), mientras que otras acaban como agentes (empleados). Si una persona es rica, puede ser tanto prestamista como empleador.
Pregunta 9.13 Elige las respuestas que sean correctas
Lee los siguientes enunciados sobre el problema principal–agente y elige los que sean correctos.
- Solo se da un problema principal–agente si hay algo que el prestatario puede hacer que el prestamista no sabe y no puede controlar; el prestamista puede llegar a no cobrar lo prestado, aunque no haya problemas de asimetría en la información o de contrato incompleto.
- El problema principal–agente se da porque no se puede redactar un contrato vinculante que garantice el máximo esfuerzo.
- El capital propio aportado implica que el agente tiene más que perder si fracasa el proyecto, reduciendo así la diferencia entre los incentivos del principal y los del agente.
- Esto sucede porque algunos proyectos, que por lo demás serían viables, no recibirán financiación a causa del problema principal–agente. En particular, quienes tienen pocos activos o poca riqueza y no pueden permitirse aportar capital propio o proporcionar garantías tendrán más probabilidades de enfrentarse a un racionamiento del crédito debido al problema principal–agente.
Pregunta 9.14 Elige las respuestas que sean correctas
Lee los siguientes enunciados que comparan las relaciones principal–agente en los mercados de crédito y de trabajo y elige los que sean correctos.
- Al empleador le gustaría que el trabajador se esforzara y al prestamista le gustaría que el prestatario trabajara duro en el proyecto para el que pidió financiación. No obstante, los contratos formales no pueden estipular esos elementos.
- La duración no se suele especificar en los contratos de trabajo, pero sí es habitual que las condiciones de un préstamo señalen la fecha de la devolución.
- Una consecuencia de esto en los mercados de trabajo es el desempleo. Una consecuencia en los de crédito son las restricciones financieras (y la exclusión financiera).
- El uso de una garantía puede ofrecer una solución en los mercados de crédito, pero no se puede aplicar de la misma manera en los de trabajo.
Ejercicio 9.10 El aumento de los préstamos subpreferenciales para automóviles
El día de Navidad de 2014, el New York Times publicó el artículo titulado «Rise in Loans Linked to Cars is Hurting the Poor».
Estos son dos extractos, traducidos, del artículo:
«Los prestamistas argumentan que están facilitando una fuente de financiación a personas que no pueden conseguir préstamos más económicos de los bancos. Los elevados tipos de interés, dicen los prestamistas, son necesarios para compensar el riesgo de que los prestatarios dejen de pagar los plazos».
«Y, dado que muchos prestamistas dan el préstamo en función de una estimación del valor de reventa de un automóvil usado y no según la capacidad del prestatario para devolver el dinero, muchas personas ya se encuentran en dificultades para estar al día nada más recibir el dinero».
Según la información del artículo:
- ¿Quiénes son los principales y los agentes en esa situación? ¿Para qué se utiliza el dinero de esos préstamos y cuál es el papel de los automóviles en la relación entre los principales y los agentes?
- Utilizando el modelo de elección intertemporal, explica qué llevaría a alguien a tomar un préstamo de esos que se describen.
- Comenta los problemas que tienen las entidades que ofrecen préstamos del día de cobro, tomando como referencia el artículo y las dos citas anteriores.
Ejercicio 9.11 Microfinanciación y préstamos a personas pobres
Lee el artículo «The Microfinance Promise».6
El Banco Grameen de Bangladés ofrece préstamos a grupos de personas que, juntas, solicitan préstamos individuales y para ello pone la condición de que los préstamos a los miembros del grupo se renovarán en el futuro si (y solo si) cada uno de ellos ha devuelto el préstamo en el plazo previsto.
- Explica cómo crees que un acuerdo así afectaría la decisión de cada prestatario sobre en qué gastar el dinero y cuánto crees que se esforzaría para asegurarse de que puede devolver el préstamo.
- Utiliza los conceptos tratados en esta sección para explicar de qué forma el método de préstamo del Banco Grameen podría afectar a la exclusión y restricción financieras.
- Busca datos que corroboren o desmientan si la microfinanciación ha sido eficaz para aumentar las inversiones entre grupos que normalmente se habrían enfrentado a exclusión del mercado crediticio.
Ejercicio 9.12 Límites al préstamo
Muchos países aplican políticas que limitan por ley el interés que se puede cobrar por los préstamos.
- Explica si crees que es buena idea fijar esos límites.
- ¿Quién se beneficia de esas leyes y a quién perjudican?
- Comenta los efectos a largo plazo que pueden tener esas leyes.
- Compara esta manera de abordar el acceso de las personas pobres a los préstamos con la del Banco Grameen del ejercicio 9.11.
Ejercicio 9.13 Las casas de empeño como fuente de crédito
Empeñar bienes es una de las fuentes más antiguas de crédito conocidas en el mundo. Una casa de empeño ofrece préstamos a cambio de artículos, como joyas, que retiene hasta que se devuelve el dinero prestado. Sus clientes más habituales son personas con bajos ingresos. En Texas, el tipo de interés máximo que puede aplicarse es del 20 % al mes. Según una investigación que estudió las casas de empeño de Texas, la proporción de incumplimiento del pago era menor cuando los objetos empeñados tenían valor sentimental, como alianzas, que cuando se trataba de artículos con un valor de reventa equivalente, como televisores.
Lo anterior es un resumen de un artículo que puedes consultar entero si deseas más información sobre los empeños: Susan Payne Carter y Paige Marta Skiba. 2012. «Pawnshops, Behavioral Economics, and Self-Regulation». Review of Banking and Financial Law 32 (1): pp. 193–220.)
- Dibuja un gráfico que tenga «Consumo ahora» en el eje horizontal y «Consumo más adelante» en el vertical. Incluye un conjunto factible, una dotación y curvas de indiferencia y utiliza el gráfico para explicar las razones por las que alguien podría recurrir a una casa de empeño.
- Define el plazo que se usa para los artículos que se entregan en la casa de empeño (tales como joyas) y explica su papel en el negocio de estos establecimientos.
- Aporta una explicación de la diferencia entre las tasas de impago en función del tipo de objeto que se entrega al pedir un préstamo.
-
David McKenzie. 2017. «Identifying and spurring high-growth entrepreneurship: Experimental evidence from a business plan competition». American Economic Review 107 (8): pp. 2278–2307. ↩
-
Suresh de Mel, David McKenzie y Christopher Woodruff, 2008. «Returns to capital in microenterprises: evidence from a field experiment». The Quarterly Journal of Economics, 123(4), pp. 1329–1372. ↩
-
David G. Blanchflower y Andrew J. Oswald. 1998. «What Makes an Entrepreneur?». Journal of Labor Economics 16 (1): pp. 26–60. ↩
-
Douglas Holtz-Eakin, David Joulfaian y Harvey S. Rosen, 1994. «Sticking it out: Entrepreneurial survival and liquidity constraints». Journal of Political Economy, 102(1), pp. 53–75. ↩
-
David B. Gross y Nicholas S. Souleles, 2002. «Do liquidity constraints and interest rates matter for consumer behavior? Evidence from credit card data». The Quarterly Journal of Economics, 117(1), pp. 149–185. ↩
-
Jonathan Morduch. 1999. «The Microfinance Promise». Journal of Economic Literature 37 (4) (December): pp. 1569–1614. ↩